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horrenda caer en las manos de un Dios vivien– te (4). Dios quiere que el pecador se arrepien– ta y viva. Nunca niega la misericordia al peni– tente. Si alguno se condena, es porque quiere. Ninguno desespere. Si mil veces cae, mil veces se levanta. Jesús cayó varias veces por los rein– cidentes y los obstinados. Tres veces pecó San Pedro, y las tres negaciones fueron perdona– das. Mucho pecó la Magdalena, y mucho se le perdonó, porque se arrepintió y amó. Ablanda tu corazón empedernido, llora amargamente tus pecados, ama mucho a tu Redentor y todo será perdonado... 2. La duda.-Jesús es el Mesías prometi– do, es el Hijo de Dios, es el supremo Sacerdote, es la gloria y esperanza del pueblo de Israel, es el Restaurador, el Hijo de David, el Rey do– minador del universo. Dirán los judíos: "¿Dónde está su valor y su fuerza? ¿Cómo manifiesta su realeza? ¿Cuál es su trono y su cetro? ¡Así termina la escena! ¿Este es el epílogo de una vida maravillosa, sembrada de milagros?" Si eres Dios, muestra tu potencia. ¿Estas son las credenciales de tu divinidad? ¿Qué fe se puede prestar a un hombre como éste? Los hombres son fáciles para olvidar lo pa- (4) lb., 31. - 245 -

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