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y separado del árbol o el sarmiento separado· de la vid no sirven más, no tienen vida ni dan frutos. No sirven más que para el fuego. No seamos sarmientos secos sin vida sobre– natural, sin la gracia santificante, porque sere– mos arrojados al fuego eterno. Seamos leños frondosos y cargados de frutos sabrosos para la vida eterna, viviendo de la vida de la gracia y de los dones del Espíritu Santo. COLOQUIOS Jesús mío, es cierto que yo te he ofendido, que· por mis pecados padeces; pero te pido perdón y mi– sericordia, como las almas penitentes. Olvídate de mis culpas y no me amenaces como a los judíos. Y o también pido tu sangre, pero no pm· odio, enemis– tad o venganza; la pido para que me dé la vida,. me lave de los pecados, me redima y me salve. Deseo llorar amargamente mis rnlpas con toda la sinceridad de mi alma, por haberos ofendido, por haberos ultrajado, por haber perdido tu amistad. ¡Oh Jesús!, permíteme que yo llore por tus tor– mentos y penas. Que yo llore por las penas de tu Madre y mía; que llore por mis pecados y por· los de todo el mundo. Permíteme q,1e yo llore por todos los que pecan y no se arrepie,1ten, por todos los que no crean en Ti, por los que te persiguen,. por todos los sarmientos secos, por todos los que están enfermos de cuerpo y de alma, por los que están próximos a morir. Consuela mi espíritu con las muestras de tu amor - 239 -