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de aquellas buenas mujeres. Se refería a las con– secuencias que se seguirían por el terrible cri– men que cometían los judíos. Hay personas muy sensibles que lloran por motivos naturales y pueriles, pero no lloran ni se conmueven ante los males morales y reales que penetran en las almas y las causan la muer– te espiritual. Hay lágrimas de pura sensibili– dad. Personas que cuentan las heridas, pero no penetran en ellas ni en el corazón. Hay, sin embargo, otras lágrimas más profundas y más íntimamente sentidas, que proceden de motivos sobrenaturales y tienen por origen el amor ver– dadero. Estas son lágrimas que redimen, son lágrimas que penetran en el Corazón divino y le mueven a compasión y a perdón. Así eran las lágrimas de María Magdalena, con las cua– les enjugaba los pies del Maestro. Jesús mío, haz que yo llore lágrimas de compución y de amor, como la Magdalena y como las piadosas mujeres. 3. Consuelos de Jesús.-Jesús era amabilí– simo y tierno como un padre. Pué terrible con– tra los profanadores del templo, contra los es– cribas, fariseos e hipócritas, a quienes llamaba sepulcros blanqueados y raza de víboras... Pero era tierno con los niños inocentes, pacien– te con los Apóstoles ignorante, benigno con los pecadores arrepentidos. Perdona a la adúltera ,a la Magdalena, a San Pedro, al buen ladrón. Propone la parábo- - 237 -
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