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¡Ah!, es El... Mira a Jesús profundamente y le dice su pesar con un reproche amoroso : "Hijo, ¿ por qué te has portado así con nosotros? Mira que tu padre y yo, apenados, andá•bamos bus– cándote". (Expectación en los rostros de María y José. Va a contestar Jesús, cuya voz es la Palabra de Dios que ha hecho todas las cosas, creando amorosamente sus nombres. Labios del Verbo que han besado las pala– bras recién nacidas de la luz, del capullo y del niño y, al besar las palabras, han creado el alma de todas las cosas...). "Y El (Jesús) les dijo: ¿ Por qué me buscábais? ¿No sabíais que conviene que me ocupe en las cosas de mi Padre?" · La respuesta de Jesús quedó flotando sobre el alma de María como una interrogación misteriosa... Jesús ha terminado, por el momento, su quehacer al servicio del Padre. Y se viene con éllos a Nazaret, para continuar sus quehaceres profesionales, huma– nos, al servicio de los hombres... De nuevo Nazaret, linda como "una flor inmensa, con la corola vuelta hacia el cielo". Del corazón de la tarde, como de un búcaro ce– leste, quedan prendidas femeninamente las "Rosas de la ANUNCIACION... ". 48

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