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Los caminos hacia Jerusalén se llenan de un voce– río animado de devotos romeros, que tienen que cui– darse de los camellos y de los mil detalles de su hu– milde o rica ofrenda. Sobre el alma lenta de la cara– vana resbala la sombra de los olivos, pasados de sol, y la risa de cristal de los más niños que gritan su ad– miración por las montañas misteriosas que llegaban basta el cielo y ahora se han abajado como un camello manso para abrirles paso... O por los olivares grises, perdidos en la lejanía... o por esas cosas innúmeras que solo percibe el alma genial de los niños... De pronto, un nombre sagrado de vibraciones po– pulares. ¡ JERUSALEN ! Jerusalén magnífica, con su lujo glorioso de cúpulas de oro y el .misterio escalo– friante del templo, y el S,.1mo Sacerdote con las filacte– rias y la frase sagrada en su frente ungida. Jerusalén la santa. Y se llenó el ambiente de la dulzura lírica de los salmos. La misericordia de Javé, cantada por David, se ha– bía posado como la paloma del diluvio en el árbol ver– de de su pueblo. Y esta paloma llegaba ahora a éllos tímida y estremecida en el canto rítmico del profeta regio: "Alabad al Señor todas las gentes porque su misericordia es eterna... " El eco se perdió lento y sollozante en el corazón misericordioso del olivar. Pascua judía. Aniversario de la liberación de Egipto. En todas las familias se conmemora la solemnidad con la inmo• !ación del cordero pascual. Millones de corderos de blanco vellón, ofrendados en holocausto, no eran más 46

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