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"Su misericordia ele generación en generación sobre los que temen." Pausa inefable. El aire se llena de armonías intac– tas que dicen misericordias de Dios con su pueblo, desde la liberación de la cautividad de los egipcios has– ta su elección para Madre de Dios : "Desplegó el poder ele su 1 brazo, y dispersó a los ,que se engríen con ,los pensamientos [ele su corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y ensalzó a los humildes. A los hambrientos los llenó de bienes y a los ricos los dejó vacíos. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia. Según lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y su descencfoncia para siempre... " (Para siempre. Tal es la impronta del amor. El ena– morado no concibe un cariño temporal, pasajero. "Nos amaremos siempre", se dicen ahondando el misterio de sus pupilas todos los que se aman de verdad en el mundo. El matrimonio cristiano es el sello eterno del amor. Es decir, la cons~gración litúrgica de un amor que, por voluntad de Dios, ha de ser constante y exclusivo. Como representación -símbolo y eficacia-, el ma– trimonio es un gran misterio : la unión de Cristo con su Iglesia. Unidad e indisolubilidad. La aspiración del amor humano se hace realidad en el Catolicismo...) Dice el Ritual: "Bendiga Dios las palabras de vuestra ,boca. Así sea. 29

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