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profecías. María, predestinada por Dios y presentida por el hombre... Dos nombres -María y Gabriel- y un destino. Y un diálogo inmortal que florece en todos los climas con un acompañamiento de campanas nostálgicas en el corazón del atardecer... -"Dios te salve, la llena de gracia, el Señor es contigo... " María se turba. Lo ha conocido el ángel en el ru– bor de sus mejillas y en el ligero estremecimiento de sus labios. -"No temas, María, porque ihas hallado gracia delante ele Dios y concebirás en tu seno y darás a luz un ,hijo a quien poneirás por ·nombre Jesús. El será granel e y será llamado Hijo del Altísimo y le dará el Señor el trono ele sn padre David y reinará en la casa ele Jacoh eternamente y su reino no tendrá fin". Y María, desde el, azucena! de su vida: -" ¿ 1 Cómo podrá ser esto, si yo no conozco varón·?" De los labios del ángel, como de un búcaro fra- gante, brotan las flores de unas palabra¡;¡ de seguridad y de ternura: -" El Espíritu Santo Yenclrá so,bre tí, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el Hijo engendrado será Sémto, será llamado Hijo de Dios". Silencio sonoro. Gabriel, el ángeI, se estremece en un ligero temblor de alas. Dios mismo espera la res– puesta de María. María canta amorosamente: -"He aquí la esclava ele! Señor; hágase en mi según tu palabra". El Verbo de Dios inundó con su presencía corpo– ra~ recién nacida el Corazón virgen de María. Aquella primavera no hubo más ángeles ni lirios. Todo era 22

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