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Hay una alegría casi biológica en el joven exube– rante de vitalidad. Pero sobre esta alegría física está la alegría de la pureza, vencedora en mil combates rudos. La alegría del perdón. La alegría del aposto– lado. Y la alegría de tener una Madre como Tú, María... Iba a decir cómo es esta alegría, pero no hay pa– labras hechas para mi sentimiento. Prefiero saborear– lo dentro, muy dentro de mi vida. Donde no estamos más que Dios, Tú y yo... ...MADRE... Ya sé por qué Te llaman con un acen– to intemporal -de siempre- que se nos ha hecho liturgia y ternura, la "C\USA DE NUESTRA ALEGRIA"... 18