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querubines... Ella. Ella, con voces nunca soñadas: "¿ Quién es esta que sube de la tierra recostada en los brazos de su amado, bella como la luna, escogida como el sol, terrible como un ejército en orden de ba– talla?" Es Ella... María. La señal portentosa que rasgó el cielo como una aparición: "Una mujer vestida del sol; la luna con la caricia de sus pies ingrávidos. En torno a su cabeza, un halo glorioso de doce estrellas..." Ya sé quien eres, mujer bendita. Te presiento en la lejanía azul, en el perfil de las estrellas y en la mañana de las flores con rocío... Te adivino en la alegría frutal del paisaje, en la ca– ricia larga y en la nostalgia de alturas en mi corazón... Tú eres la Mujer que venció al pecado en su navi– ,dad: ,Reina concebida sin manch2. de pecado original. Eres la Virgen dormida en un sueño único que floreció en "Asunción... " Eres la Reina que necesita el mundo. Todo el mun do : el mundo mínimo de las estrellas, el mundo difícil de las flores ... El mundo de las almas... Reina ele la paz. Padre San Francisco, he hallado tu alma en el estuche miniado -blanco y azul- de la mirada de la bendita Santa María... Y eres, definitivamente, la Reina del Santísimo Rosario. Por eso brotan flores en todos tus caminos. Y en el mío... ¡ Cómo me nacen las flores en el alma... ! Tantas rosas que se me han hecho un "Rosario Lírico". 123

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