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de una historia religiosa, dando tanta amplitud a las palabras que sea religión no sólo el culto, la plegaria, el rito teológico, sino también la vida con su quehacer. El trabajo, el hogar, la tertulia al aire libre son momentos de la devoción a Jesús. Cristo es un personaje vivo, arrancado a la página del Evange:lio, sin glosas acomodaticias, que lo empobrecen. Cristo dice palabras de vida eterna que hay que poner por obra para salvarse. Creen ocn una fe !luminosa, ardiente, eficaz. No hay más comentario a una parábola que la acción en con– formidad con el paisaje leído o predicado. Este pueblo vive su fe con prontintud. Siem– pre que veo el crucero, que ha dado esta menta– lidad tan clara a los hombres, recuerdo a San Francisco de Asís. Francisco busca su camino en eJ Evangelio. Manda abrir el Libro. Manda leer. Y luego, nada de discusiones eruditas ni de co– mentarios superfluos. Cristo habla con tanta cla– ridad que lo entiende un niño. ¿Para qué enton– ces ese conformismo mundano que exige un re– torcimiento :ülegítimo de la predicación del Maes– tro? Francisco no podía comprenderlo. Y .los cam– pesinos tampoco. Por eso se da el caso que Buena– ventura afirmaba posible: « Una ancianita inculta 75

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