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«Un golpe de ataúd en tierra es algo perfectamente serio». Lo que no puede consolar a los profanos, por– que viven comidos por la mordedura del escepti– cismo, es la «otra verdad». El sentido cristiano de la vida es una verdad que explica también la muerte. La muerte se concibe como transición de vida a vida, nunca como pérdida del ser o como brutal aniquilamiento. Lo dice la lápida humilde, perdida entre las altas hierbas: «Descansa en paz. .. » Y el descanso se le desea al que vive. El cris– tiano sabe con certeza que «dormirse no es mo– rir». Aunque podría decirse en un contexto cris– tiano aquello de que «para descansar - morir». La muerte es un descanso, una liberación, el tér– mino 8.e una romería que acaba el día de la dor– mición. Recuerdo una noche en vela en un cementerio gallego. Era el Día de los Fieles Difuntos. Día de reco– gimiento. La noche me sorprendió dentro del ce– menterio. Y pasé lista a los mausoleos. Es una pena que existan «clases» y posesiones en el reino de la paz. ¿Qué ironía esta de llamar posesor a 138