BCCCAP00000000000000000000735
ran penan. Son las almas. Mientras, el cuerpo se ha desparramado por los camposantos del mundo, allí donde hay que pisar con recogimiento y sua– vidad porque duermen los cansados de la faena mundana. Se durmieron un día con la voz reseca, no sin antes entonar el salmo de la- confianza es– forzada: «Méteme, Padre eterno, en tu pecho misterioso hogar. · Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar». El Purgatorio es el lugar de las almas, someti– das a la probación última, antes de vestir el blanco hábito de los bienaventurados. La soledad, el fuego y -sobre todo, la ausencia provisional de Dios- ejercitan el amor y el anhelo. Y Dios vela porque ama misericordiosamente a estas almas definitivamente suyas por el amor. El Crucero de Animas da relieve a unas cuan– tas caras llorosas y resignadas. Son ojos impacien– tes, comidos de 'la pena de no ver a Dios, tan anhe– lado y buscado. Su comida sería ver a Dios. Y he aquí que el rostro de Dios se esconde a la impure– za de sus ojos «hasta que no hayan purgado la úl– tima mancha». No pueden ver a Dios porque es 110
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz