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razón ele apelar a símbolos y cosas de nuesti:o mundo. No es que la eternidad sea .«una prolon– gación del tiempo». Ni mucho menos. Allí no ha– brá tiempo. No sentirán los hermanos que viven la impaciencia del reloj ni la angostura del espa– cio. Habrá sitio y pan inmortal para todos. El agua de Dios «salta hasta '1a vida eterna y se hace un hontanar en el corazón de Ios elegidos». El pan de cada día es Dios, visto, gozado, asegurado eter– namente para el sentimiento. En el universo nue– vo -en esa recreación .purísima de la eternidad– todo será distinto. Nos -libraremos de las imperfec– ciones de la analogía para verlo todo conforme es: pura univocidad. Dios bello, Dios justo, Dios bon– dadoso. Y nosotros belios, justos, bondadosos con la misma sangre, con los mismos apellidos, de la misma raza ·de Dios. Viviremos con su misma vida,. asimilada y hecha ardiente entraña de nuestra vida. El Crucero de Animas representa la vida del más allá. Pero ,su tema -el Purgatorio- no es eterno. Las penas terminan un día por la misericordia de Dios. Esas Uamas que torturan los cuerpos .de los seres humanos son una expresión humana, s1m– bólica, espiritual. No son los cuerpos los que aho- 109