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El triunfo del amor "Ponme como sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo. Porque el amor es fuerte como la muerte; el celo, obstinado como el infierno. Sus sae– tas son saetas de fuego. Las grandes aguas no puedea apagar el amor ni los ríos arrastrarlo". (Cantar de los Cantares, 8, 6-7.ª) Vemos la imagen de la amada descansando sobre el corazón y sobre el brazo de su amado de donde no quiere apartarse. La mu– jer siempre busca el apoyo del hombre. La mujer gusta de entre– garse al más fuerte. Ser perseguida por el amado, aunque sea ella quien le cace y se adhiera a él, ya, inseparablemente. La ley natural, la ley divina, la ley humana, pide que la esposa siga al esposo. Y me recuerda esto la historia que el día 18 de _octu– bre del 73 contaron los periódicos de una traged:.a sucedida en Cro– tone, la Calabria italiana. Un joven esposo marchó a Turín y se co– locó en una fábrica. Luego llamó a su esposa. Escribió muchas car– tas, pero ella le dec,ía que no quería salir de su tierra y dejar a sus padre.3. El insistió. Al fin recorrió los ] .200 kilómetros hasta su pue– blo. Trató de convencer a la esposa. Todo inútil. Discutieron vio– lentamente. Y él sacó una pistola y la mató. Una monstruosidad que tuvo su raíz en no seguir esa ley natural, de dejar una patria y una famllia a la vez. "Amar es cambiar de casa el ahna". El amor, en sus horas de romaüticismo habla de eternidad, de vencer a la muerte. Que ni esta les separará. A veces también hay dramas para morir sobre una tumba. Es bueno aspirar mucho en el amor. Porque sólo el arquero que apunta muy alto da en el blanco. Pero ya está bien que dure hasta la muerte. Y hasta la muerte deben estar unidos los esposos. Sin que haya nada que les separe legal o cordialmente. Porque hay separaciones de gentes que viven bajo un mismo techo y duermen en un mismo lecho, que son más dolorosas que las que se h&n separado de casa y alcoba. Porque se están rozando .continuamente, y se están hiriendo. ¿Por qué sucede eso? Cada matrimonio es una historia o un drama. Cada caso es distinto. Pero la incompatibi!idad de caracte- 86