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Y cuando un enamorado se propone una cosa lo consigue o en– loquece... de amor. Porque nada hay difícil para el amor, y el amor aligera todo el pecado. Frases que fuerron dichas hace mucho tiem– po, y que en todos los siglos son modernas. La tribulación de Ragüel no estaba en no querer dar a su hija, que lo estaría deseando, pues una hija soltera en aquellos tiempos era la mayor de las desgracias. Sara ya había sido insultada por una de sus criadas. Sino porque temía, con mucho fundamento, que aquel joven, que pertenecía a su raza y a su familia, moriría como los otros siete. Y no quería que eso suc1ediese. El joven Tobías no lo creía así. Ni le importaba con tal de que Sara fuese suya. De tal manera estaba enamorado. Cualquier do– lor era bueno, con tal de poder conseguir el objeto de sus amores. El dolor era como la columna vertebral de su amor. Porque... "Amor...: eso no es cosa fácil, amigo mío. A menudo los hom– bres nos creemos que amamos, cmmdo no hacemos más que amar– nos a nosotros mismos y estropeamos todo, todo lo echamos a ro– dar. Amor es encontrarse con otro, y hace falta salirse de uno pa– ra ofrecerse a otro. Amar es comulga1· 1 y para comulgar hace falta olvidarse de sí en las manos del otro, hace falta morir plenamente en favor del otro. Amar, hijo mío, hijo mío, es cosa que duele, ¿sa– bes?, pues después del pecado, óyelo bien, amar es CRUCIFICAR– SE POR OTRO". Así, crucificarse por otros yo sólo conozco a UNO, pero es que todos los amores verdaderos participan poco ... o mucho del AMOR. 67

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