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prólogo. Importante. Planifica toda esa gra;n obra escrita entre dos que es el matrimonio. Sin excluir el romanticismo, ha de se,rvir para conocerse mu– tu.~mente. Para eso es necesario tratars,e. Conocer el carácter, la manera de pensar, de reaccionar ante las diversas dificultades de la vida. Sobre todo en asuntos de religión. Es muy difícil que si la re~ ligión es dispar pueda existir una perfecta c¡ompenetración en el futuro matrimonio. Conocer las posibilidades que existen de formar y sostener un hogar. Recuerdo la anécdota de un muchacho :fieramente enamora– do a sus dieciséis años de una rubia fenómeno, que llegó a casa di– ciendo a sus padres, que se iba a casar. Su padre muy sereno, le respondió: -"¿Has pensado ya qué vas a dar de beber a tu futura? Po1cque de come:r nada... No te alcanza el presupuesto". Es importante, también, conocer y reconocerse en la salud. Ciertos exámenes médicos antes del matrimonio, en la actualidad son normales. Y ciertas enfermedades, por muy doloroso que sea para la persona, impiden el matrimonio. Lo pagaría la otra parte y los hijos. Es un caso de conciencia. · El conquense Severo Catalina escribió: "Al hablar de la mujer, preguntaban nuestros abuelos: "¿es honrada?". Nuestros padres so– lían preguntar: "¿Es hermosa?" Nuestros jóvenes en la actualidad preguntan: "¿Es rica?" Pienso que es mejor hac1er esas tres preg1.1intas y muchas más. Ne sólo sobre la mujer, sino también sobre el hombre. Para eso de– be ser el noviazgo. No sólo para amar, sino para pensar y resolver. Rebeca debió pensar mucho mientras los hombres deliberaban y dijo sí: "Me voy", 57

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