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textualmente: "Oh Dios, que unes la mujer al varón y otorgas a eslta unió;n, establecida desde el principio, aquella bendición que. nunca fue abolida ni por la pena del pecado original, ni por el castigo del diluvio". Y lo que ''Dios ha unido no lo separe el hombre". Las sodedades que trataron de disolver la familia, vieron tambalearse sus propios pilares,. Y retorin,aron de nuevo a fomentar la vida de familia. Eso es algo de lo que la historia nos habla. Un genio de la literatura muy mujeriego y poco piadoso, Goethe, escribió: "El matrimonio es el principio y la cima de toda cultura. Hace apacible al rudo, y el bien educado no tiene mejor ocasión de mosfrar su 1 dulzura. Tiene que ser indisoluble, pues etn tanta dicha, cualquier desdicha particular no ha de ser tenida en cuenta. ¿ Y pa– ra qué se pretende hablar de desdicha? Es una impaciencia que acomete de .cuando en cuando al hombre, y entonces gusta de sen– tirse desgraciado. Déjese pasar aquel momento, y se tendrá uno por feliz con que exista todavía lo que existió tauto tiempo. No hay ninguna razón suficiente pm:a separarse. La condición huma– na es tan :rica en cuitas y alegrías que no Jt:medie contarse lo que un par de esposos se van debiendo mutuamente. Es una deuda infi– nita que sólo puede ser satisfecha por la ete:r 1 nidad. Incómodo pue– de ser, a veces, el matrimonio, lo creo, y así debe ser. ¿No estamos casados con la conciencia de la cual, a menudo nos desembaraza– ríamos gustosos, porque es mucho más incómoda de lo que pueden Uegar a serlo ningún marido o ninguna mujer? 45
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