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jer. Pero teniendo en cuenta la influencia actual de la mujer en las estructuras del mundo, les dijo: "A manera que van madurando las nuevas necesidades sociales... la mujer cristiana llega a sel', como lo es hoy eln buen derecho, no: menos que el hombl'e, un factor necesario de la civilización y del progreso. Piredsamente en este cuad:ro, Nos vemios vuestra obl'a pa– cificadora de hoy, la más amplia que la Providencia hasta ahora os ha señalado, fa más social y saludable que jamás hayáis tenido en el pasado. Abrazadla como misión de Dios y de la humanidad". Uno piensa que esa misión es prolongación de su misma misión de Madre. La madre, que da la vida, que la ha llevado en su seno, tie– ne que sentir que las entrañas se le desgarren cuando se mata. Es cierto que la mujer, algunas mujeres, pueden degradarse. Pue– den matar. Pero siempre ha habido y seguirá habie!ndo más crimina– les entre los hombres. Y más hombres en las cárc,eles que mujeres, quizá porque hay más mujeres en las iglesias ... En las guern1s ellas son las enfermeras. Las restañadoras de heridas y las imploradoras de la paz. Por eso, Di.os dio a Adán el poder sobre el mundo y sus seres. Adán tomó posesión al darle nombre. No encontró a ninguno como él que le ayudase. Pero ese "o1¡ro yo" iba a surgir pronto y le iba a ayudar para seguir dominando el mundo; sobre todo para no des– truirlo... 43