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Y al fondo Eva "Así el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no se encontraba ninguno como él que le ayudase". (Gen. 2, 20). En los cuadros que nos representan a Adán poniendo el nombre a las creaturas, no representan a Eva. Pero Eva está al fondo. No ha nacido. Pero es como un presentimiento, un anhelo que Adán lle,, va dentro del corazón y que de su mismo corazón brotará. La misión de Eva es ayudarle en la misión de dominar al mun– do. Es poner su toque de ternura, feminidad y maternidad. El hom– bre se puede desmandar hasta la locura. La mujer, aunque diga– mos que tiene menos cabeza, es más cuerda, más practica. Menos violenta. Más amante de Ja paz. Porque b paz le trae la seguri– dad para ella, para sus hijos y para el hogar. Que es -aunque se eche por el mundo adelante- su primer mundo. Pues el hogar del hombre es el mundo, pero el mundo de la mujer es el hogar. Desde siempre a la mujer le ha sido enc,omendada esta labor de paz. Dicen ellas, irónicamente, que si las mujeres mandasen el mundo andaría mejor. No sé cómo andaría el mundo. Pero lo di– cen, sin duda, acusándonos de esa masacre sin precedentes de nues– tro siglo que ha llevado cien millones de humanos a la tumba. Tie– nen en contra que la jefe de estado de uno de los países de mayor tensión es, ahora, precisamente, una mujer... Son excepciones que confirman la regla. Por eso el Concilio en el mensaje de las mujeres decía: ''Reconciliad a los hombres con la vida. Y, sobre todo, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana". Y concluye: "Mujeres del universo todo, cristianas o no cre– yentes, a quienes os está confiada la vida en este momento tan grave de la historia, a vosotras toca salvar la paz del mundo". ¿Nos damos cuenta de qué misión tan grande, tan actual, le ha sido encomendada a la mujer? Ya Pío XII a las asistE>ntes al XIII Congreso de la Unión Mundial de la~ Organizaciones Católi– cas Femeninas (24-IV-52), había insistido en esta misión de la mu- 42

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