BCCCAP00000000000000000000734

animales, está sobre todos ellos. Que es un microcosmos. Que tie– ne la chispa de la inteligen:c~a en su ser y por eso es superior. A pesar de su debilidad, de su fragilidad. Decía Pascal: ''El hom– bre es una frágil caña, pero es una caña que piensa". Y pensando si1n duda en toda la historia del hombre, en su ínti– ma tragedia de ser superior que a veces se rebaja al nivel die· las bestias, escrib'ió, también: "Juez de todas las cosas, imbécil lombriz de tierra, depositario de fa verdad, montón de dudas, gloria y des– perdicio del universo". La historia del hombre sobre las cosas comienza allí. Desde en– tonces comenzó su lucha por dominar todo. Fue el cazador que ten– dió trampas a los animales más fuertes y astutos. Que domesticó al– gunos para su servicd.o, personal. Que vistió su piel. Que cultivó la tierra para sacarle su jugo. Que se lanzó al mar para balancearse sobre el vaivén de las olas, y tender a los peces el cebo que les ha– ría ser pescados. Que tuvo envidia a las aves porque podían volar, cosa que le estaba negado a él. Pero que al fin ha aprendido a vo– lar y remontarse a alturas que las águilas no han alcanzado ni al– canzarán... Pero ese hombre sentado sobre la roca tierna de la creación, con todos los animales a sus pies, continúa fdendo un enigma para sí mismo. El nombre de él se lo puso Dios. Y el hombre sigue repi- tiendo el dicho antiguo "conócete a tí mismo". ' El que dominó todo, no sabe dominarse a sí mismo. De vez en cuando estalla. Y hace estallar las guerras. ¿Será tan loco Adán que haga estallar el mundo que Dios le regaló a él? 41

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz