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El hombre dueño "Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía: Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le le pusiera". (Gen. 2, 19). La estampa nos es familiar. Adán sentado en una roca, alta y erguida como un trono. Su cabellera al viento. Su cuerpo desnudo. Sus ojos posados sobre la tierra y el mar que va y viene a sus pies. Y comienza el gran desfile de los animales. Jamás se ha vis– to un safari fotográficp tan numeroso. Y las retinas de Adán eran cámaras vírgenes que lo captaban todo. De pronto desplegó sus labios para llamar a cada ser por su nombre propio. Era como si les crease. A nosotros nos extraña esto. Porque las cosas ya tieneln nombre. No tenemos que molestarnos en ponérselos. Lo sabemos de oídas. Cuando un hombre pone un nombre nuevo, crea un lenguaje, es un genio. En la Biblia el nombre lo era todo. Definía a la persona. Cada ser tenía el nombre que le correspondía. Conocer su nombre era conocer sus misterios y casi r,oseer su vida. Por eso los judíos no se atrevían a nombrar a Dio&. Y le cambiaron las vocales para que sonase de otra manera. P0r eso, cuando Moisés le preguntó a Dios su nombre, le dijo: "Yo soy el que soy". El ser por sí mismo. que no recibió de nadie la vida v se la dio a todos. Los demás seres tienen una vida participada, pero tienen una vida, una esencia. Eso va encerrado en el nombre. Eso y su mi– sión en el mundo. Por ello, también la Biblia nos habla de cam– bios de nombres según la misión de cada cual. El más grande cam– bio el de Simón por Pedro, porque sería la piedra fundamental de la Iglesia. Dar a Adán la facultad de poner los nombres a las cosas era hacerle dueño de todo. Era repetir lo que la primera lectura (l, 24- 28) nos dijo. Es el mismo relato, sacerdotal, de la creación. Más conciso. El actual relato Yavista es mucho más pintoresco. ¿ Qué pensaría Adán entonces? Lo mismo que pensamos nos– otros ahora. Que el hombre, aunque sea menos fuerte que muchos 40