BCCCAP00000000000000000000734

cisa:mente por esa falta de sintonía amorosa y sexual. Se necesita, también, una educación para el amor. Una educación lógica, razona– ble, humana, moderada. Sin caer en ciertos excesos y aberraciones de pensar que lo sexual es lo único. Y querer explicarlo todo con teorías parasexuales. A nivel de libros pseudocientíficos y a nivel de calle. La mentalidad eclesiástica ha evolucio¡nado bastante en este sen– tido. Afortunadamente. El Concilió dic,e al respecto: "Muchos contemporáneos nuestros exaltan también el amor au– téntico entre marido y mujer, manifestado de varias maneras según las costumbres honestas de los pueblos y las épocas. Este amor, por ser eminentemente humano, ya que va de persona en persona con el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la perso1na, y, por tan– to, es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del. espíritu y de ennoblecerlas con elementos y seña– les específicas de amistad conyugal. El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo con el don especial de la gracia y la caridad. Un tal amor, asociando a la vez lo humano y lo divino, lleva a los esposos a un do:n libre y mutuo de sí mismos, comproba– do por sentimientos y actos de ternura, e impregna toda su vida; más aún, por su misma generosa actividad crece y se perfecciona. Supera, por tanto, con mucho la inclinación puramente erótica, que, por ser cultivo del egoismo, se d.esvanece rápida y lamentablemente. Este amor se expresa y perfecciona singularmente con la acción propia del matrimonio" (GS. n. 0 49). Quiero insistir en citar el documento conciliar, a veces olvidadb a la hora de instruir a los matrimonios. Dice la "Gaudium et spes" en el núm. 51: "Cuando la intimidad conyugal se interrumpe, puede no raras ve– ces correr riesgos la fidelidad". "La índole sexual del hombre y la facultad generativa humana superan admirablemente lo que d.e esto existe en los grados :inferio– res de vida; por tanto, lo~ mismos ~ctos propios de la vida conyugal, ordenados según la genuina dignidad hlµnana, deben ser respetados con gran reverencia". 33

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz