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se debe v1v1r sin amor. El amor todavía existe, no sólo el amor del compañero indigno, sino el amor mismo. . 2. Ser víctima de un matrimonio desdichado no quiere decir que se sea infeliz para siempre. Hay diversos niveles de felicidad. Uno es el nivel físko, otro el nivel intelectual y otro el nivel divino. Cuan– do el camino de la pasión se cierra, el camino del espíritu se abre. 3. Los más grandes amores a menudo son compartidos. El ma– trimonio se hizo para compartir el amor, alcanza sti mayor felicidad cuando dos seres completándose se unen para formar una sola co- ' rriente, como se unen los arroyos. Pero es completamente erróneo suponer que un amor no correspondido es lo mismo que c;arecer de amor. El amor de Dios es en gran parte no correspondido. "Vino :a los suyos y los suyos no le recibieron". El amor puede persistir aún cuando el amado se muestre indiferente. Aceptar tribulaciones en el amor no es una sentencia de muerte, el soldado no se condena a muerte cuando jura fidelidad a su patria y declara que está dispuesto a morir antes de perder su honor. Caer herido a causa de la patria es un gesto noble. Ser herido por causa de Dios y de la salvación de su alma propia y del compañero aun– que sea indigno, es todavía más noble. 4. El sufrimiento se hace llevadero cuando se ama. Ningún ser humano está libre de decidir si irá por la vida sin sufrimientos y sin pruebas. Sufrimientos y pruebas constituyen la esencia de la vida, así como las sombras son consecuencia de la luz. Nuestra elec– ción se limita a discernir cómo hemos de reaccionar y proceder. Al– gunas pruebas en el matrimonio son de tal magnitud que no hay remedio humano para ellas; es entonces que debemos acudir a Dios y a la plenitud de su amor. El mundo está lleno de dolores desperdiciados, cruces desperdi– dadas, ansiedades desperdiciadas porque quienes padecen esas aflic– ciones no aman a nadie lo suficiente para ofrec.er sus tribulaciones por ellos. Solo el amor de Dios puede hacer que los matrimonios in– soportables se vuelvan llevaderos, el yugo dulce y la carga liviana. Se necesitan tres para amar: marido, mujer y Dios. Cuando hay amor para dar y no se recibe· resarcimiento humano es Dios quien lo comprenderá. · 209

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