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6.° Cada individuo debe determinar por sí mismo lo que está bien y lo que está mal. Lo único que importa es ser sincero. Los postulado,, que acabamos de mencionar están basados en fa– lacias. l. El propósito d~ la vida no es el placer. Su objeto es conse– guir la perfección, verdad plena e inextinguible, ::imor: esta es la definiqión de Dios. Al perseguir este fin enrontramos la felicidad. El placer no es propósito irrefragable de nada; el plaéer es un pro– ducto secundario derivado de nuestro afán de hacer algo que es bue~ no. Son los bus 1 craldores de placeres los que se aburren, pues todo placer disminuye con la repetición. 2. Libertad no significa el derecho de hacer lo que a uno le venga en gana; significa el derecho de cumplir nuestro deber. Por supuesllto, podemos hacer lo que nos venga en gana. Podemos arro– jar agua por el balcón. Podemos quitar los pernos de las vías del tren. Podemos romper las ventanas del colegio. Pe,ro, ,¿debemos ha– cerlo? El derecho de hacer cuanto a uno le plazoa reduce la libertad a la categoría de poder físico, olvidando que la libertad es un poder moral. El deber implica ley, orden, propósito y meta. Somos libres dentro de la ley moral, pero no fuera die ella. La expresión de la personalidad puede ser buena y puede ser mala. Una caldera "se expresa" c;uando e,xcede los límites de presión previsto por el fabricante y estalla. Un tren "<ie expresa" cuando sal– ta los rieles y se va por la cuneta. Cuando la expresión de la personalidad c:;e identifica con la en– trega de la voluntad a los bajos in:stintos, se termina por ser esda– v:o de las pasiones. La auto-disciplina no es fa renuncia a la liber– tad. Es domar lo que es salvaje en nuestra naturaleza, para que sobresalga lo más noble. 3. El matrimonio no es un contrato basado en el humor de un momento. Nada permanente puede realizarse sobre la base del ta– lante pasajero. Un agricultor no podría sembrar papas, pues la se– mana siguiente, tal vez esté en vena de cosechar tomates. Ningún c;ontrato en el mundo puede sujetarse a las variacio– nes y cambios de. capricho. Ningún hombre de negocios puede ha– cer trato sobre semejante base. 4. Tal vez el hombre no vive en realidad de acuerdo con los Diez Mandamientos, pero ¿acaso se demuestra así que los mandamientos están equivocados? Si la mayoría de la gente se divorcia 'tampoco prueba que el divorcio es bueno. Es absurdo pensar que debería– mos adoptar una moral nueva que se acomode a costumbres inmo– ral,es, o una ética que se ajuste a vidas reñidas co:n la ética. La verdad y la moral no tienen nada que hacer con el calendario. 5. No es verdad que las relaciones humanas sean puro instin- 207
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