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La luz y la sal ¿Qué sería un hogar sin lµz y sin sal? Imaginaros un momento eso. Que la luz se marcha de vuestro hogar. La oscuridad os inunda. Se para la nevera, el televisor, la lavadora. El ascensor no funciona. Si se os ha ocurrido alauilar un ático pobres de vosotros si tenéis que subir escalón a esc;lón. ' Y la sal. esa pizquita de sal que hac,e buenos los peores alimen– tos y que sin ella hasta los mejores parece que no saben a nada... Cristo escogió metáforas gráficas para indicarnos nuestro valor en medio del mundo. Y sin salir del mundo, vosotros, padres, te– néis que ser la luz y la sal de vuestras casas. Daos cuenta que los hi– jos aprenden de vosotros. Aprenden de vosotros al andar 1 al hablar, Ls buenos y los malos modos. Aprenden de vosotros la fe. Ahí tenéis que ser luz. Justamente e,1 el bautismo se entrega un cirio encendido al pe.dre, la luz simboli– za la fe, y se dice: "A vosotros se os confía ilcrecentar esta luz. Que vuestros hijos, iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz. Y perseverando en la fe, puedan '>!llir con todos los San– tos al encuentro del Señor". · Pareae muy lejano ese caminar al encuentro del Señor. Pero los prmeros pasos de la vida son decisivos para siempre. Por eso la edu– cación que en la fe se dé a los hijos en los primeros años de la vida no se puede suplir con nada. Si son para bien, serán el mejor funda– me11;to sobre los que pueda edificar luego la parroquia, la escuela, el colegio y la vida. Lo que se aprende de los padres no se olvida mm– ca. Porque "se aprende de quien se ama". La mejor manera de enseñar es el testimonio de vida. Las pa– labras no valen nada. Mejor dicho, valen muy poco. a veces son con– traproducentes cuando la vida no se acomoda a ellas. Sería mejor no decirlo. Se da la sensación de representar una farsa. Y los niños pueden cobrar, poco a poco, el concepto de que todo esto es una men– tira. Mas cuando la vida se conforma a la palabra entonces se dan dos lecciones. Los niños aprenden mucho más. Por ello un hijo obli– ga mucho. Mucho en el trabajo y mucho en 1:=t vida cristiana. Sin du.– da que queréis tener hijos honrados, cristfanos, formales: ¡Sedlo vosotros! Por ello la Constitución dogmática sobre la Iglesia dice de la familia: "En esta especie de Iglesia doméstica los padres deben 194

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