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to". La Biblia debiera ser el libro de cabec.era. La Biblia debiera de ser el mejor regalo que recibieran unos recién casados, pero que su– piernn y quisieran leerlo. No tendrían nada mejor para sostenerse, en 1'.l fe, en el amor. Ni mejores consejo~ para educar a sus hijos, para soportar las dificultades. Hoy existen muchos equipos de matrimonios. Fundamentalmen– te su finalidad común es ayudarse unos a otros y ayudar a los demás a profundizar en la vida de piedad. A vivir en plenitud su propia vocación matrim,oníal. A "1•ealizarse" como marido y mujer, pen– sando que dentro de la Iglesia su hogar es una "iglesia doméstica". En esta iglesia ellos son las piedras fundamentales. Algunos temen enrolarse en estos movimientos porque piensan que les eixigen de,– masiado. Aquí valdría aquella frase dP. Fran Weyergans,: "No os soliviantéis si os piden demasiado; es que tendréis mucho que dar". Si piden mucho, dan mue1ho más. Ponen, o ayudan a poner, más en contacto con esa realidad sobrenatural die la gracia, de la ora– ción, de Dios, en definitiva. Y al mismo tiempo en la realidad de su amor. Porque al encontrar el Amor, se encuentra su amor con El. Sé de matrimonios a los que costó enrolarse en alguno de estos movimientos, que luego lamentaban no haberlo hecho antes. "¿Po:r qué no lo habremos hecho antes? ¡Cuánto tiempo hemos perdido! Nos conoceríamos mejor, nos amaríamos más, seríamos más útiles a los demás... !" _ "Nunca es tarde si la dicha es buena". Y menos es tarde cuando se trata de ponerse en contacto con Dios nuestro Padre. Pues en de-– finitiva eso es lo que nos recomienda San Pablo. La oración siempre .es diálogo con Dios. Este diálogo se puede entablar de muchas ma– neras, con cánticos, con acciones de gracias, con salmos ya compues- tos, o con palabras espontáneas. Y también con el silencio. Pues el silencio también es oración. Y más cuando en ese silencio va el ofre.. cimiento de todas las palabras u obras realizadas en la vida. En las vidas. Porque estamos hablando en plural. Estamos hablando de la pareja humana unida entre sí y unida en alegre oración a Dios. 151