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en el caso de Cristo, a Dios no le bastó con la voluntad de sacrificio. Se tuvo que dar la muerte real, cruenta, dolorosa. Esa es la imagen que San Pablo nos presenta como modelo ~l amor de los maridos por sus esposas. Sin duda que Dios no pedirá la muerte real, le bastará con la voluntad de sacrificio y con el sacrificio real. Esos mil sacrificios que cada día hay que haaer en la vida. El hombre debe defender a su mujer de posible manchas que caí·• gan sobtre ella. Piense que la buena fama de la esposa es su buena fama. Debe defenderla, a ella y a los hijos, contra esa sombra que a ve– ces rornpe la felicidad de los hogares: la penuria. El hombre debe saber trabajar, si no hasta el agotamiento, sí según sus posibilidades para que la mujer tenga todo lo que necesita para la buena mar– cha de su hogar. Hay que testimoniar que los esposos actuales cum. plen perfectamente con esto. Muchos prac,tican el pluriempleo, para que no falte la abundancia en la casa. Quizá para que no falte lo justo a los suyos. El marido tiene que defenderla contra ese demonio que lleva en su propia sangre. Es la tendencia tan masculina a buscar otras mu– jeres. Si el amor no ha sido muy profundo. Si se fijó más en la belle– za que en otra cosa, sucede que la belleza va desaparelcien;do. Se va ajando. Otras mujeres pasan como flores esplendorosas y tentadoras por la vida. Quien no sabe resistir, no ha aprendido el abaleé del sa– crificio por su esposa. El auténtico amor es aprender a envejel(;er juntos. Y cuando la cruz llega al hogar disfrazada de enfermedad, de crisis, de cansancio, de luc;ha diaria, él marido tiene que saber abra– zarse a esa cruz. Porque el amo,r pide sacrificio. A todos. Pero en esta carta, San Pablo,, se lo pide a él. Mientras no pase por la prue– ba de un gran sacrificio quizá no ha sabido amar. En definitiva, que amar es estar dispuesto al sacrificio. ¿ Quién lo iba a pensar? Si se lo llega a preguntar el novio que se cai;ó con ~u novia, más bella que una flor ... Pero de aquella flor nac,en estos fru– tos. Y si el amor ha sido grande, profundo, verdadero, entonces re– sucitará al paso del huracán doloroso. 141
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