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meración y la relojeTía. Los fabricantes de relojes. Las relojerías esparcidas por todo el mundo con los reloj es parados esperando la hora precisa de la venta. Y un hombre que entra, que compra un reloj, que paga un dinero ... Y con eso presta un servici.o al relo– jero, al inventor, al técnico, al obrero. Todos somos servidores de todos. Pero, sobre todo, vosotros tenéis que serviros mutuamente. Alguna vez os pareceréis a dos navegantes s,olitarios en medio de la vida v que únicamente os tenéis que valer el uno del otro. Por– que hay cosas y casos que sólo vosotros podréis saber. Pienso aue es la hora precisa de mostrar ese amor que habéis cantado tanto el uno al oído del otro. Un amor así es un amor sin envidia. Sería absurda la envidia en una pareja humana que se ha unido tanto, para que surja otro que sea la suma y el fruto de los dos. ¿Envidia de qué? Lo tuyo es mío, lo mío es tuyo. El amoT debe enseñarnos a dedr tú. Y pasando sobre tantos versículos maravillosos de San Pablo quiero fijarme en los últimos. Ese amor que disculpa. Porque .en los matrimonios llega un momento cuando nada 3~: disculpa. Cuan– do se tirari los trastos a la cabeza y las medi:1s verdades a la cara. Cuando· se va estropeando ese gran amor en pequeños y desagra– dables roces familiares-. Llega, en algunos matrimonios, el momen– to de decir: Ya no me ama. Lo he perdido ... Pues si lo has perdido, conquístalo de nuevo. Porque, piensa 1:lú -hombre o mujer- que entre- todos los seres del mundo él te es– cogió a ti. Tú y sólo tú. Tendrás que pensar cómo hiciste en los años de noviazgo para conquistarlo, cuando quizá había otros \l otras que casi te lo llevan. Entonces sí que disculpaban sin límites, y le creías, y esperabas y aguantabas sin límites. ¿Por qué ahora no? ¿Se ha terminado la cuerda del reloj de tu amor? Piensa, pues, en darle cuerda cada día. Pues, termino como empecé, el amor no es una cosa que se conquista una vez, como una cima, se .clava 1a bandera del "por fin", y en paz. No. Hay que defenderlo cada día. Y conquistarlo día a día, metro a metro, si fuera preciso. Para eso nos pueden servir muiqho estos consejos que San Pablo nos ha dado en la carta de hoy. 133
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