BCCCAP00000000000000000000734
de San Pablo y nos ponemos en un plano más terrestre. El amoT os ha endulzado la vida, ha dado otra ilusión a vuestra existencia y otro ritmo a vuestro corazón. El amor es una razón para vivir y una razón para morir. ¿Se podría vivir sin amor? ¿Y qué amargo debe ser morir sin amor? Sería la muerte de un corazón muerto. Los romanos tenían una maldición tremenda: "Que no ame y no sea amado". ¿Habrá hoy en la vida alguien que sin saberlo nos– otros, sin que nadie le haya maldecido, no ame ni sea amado? Un hombre que tuviera más talento que todos juntos. Que supiera ha– blar las lenguas de todos. Que supiera vencer y convencer, remo– ver las montañas y descifrar los enigmas... Que lo diese todo y se abrasase en un incendio,, para mezclar sus cenizas con las cenizas del mundo ¿ Un hombre así no conocería el amor'? Pienso que sí. Aunque S;:m Pablo siembre su carta de hipótesis. Porque un hom– bre con esas condiciones tendría que suscitar 1a admiración, el aplauso, y el amor. Por eso la maldición romana es mucho más honda: "Ni amar ni ser amado" Cuentan que Napoleón, el genio de la guerra que marchó triun– falmente sobre toda Europa, se detuvo una vez. Hundió su frente más que nunca. Pensó un instante y la levantó rápido: Mirando anhelante a uno de sus mariscales dijo: "Quisiera ser amado por doscientos millones de hombres". (Los que él había aplastado en Europa). El mariscal se atrevió a contestar: "Si.re, se:rás admira– do, respetado, por más de doscientos millones de hombres, pero amado... no". Y dicen que Napoleón volvió a hundir la frente y continuó la marcha. Nosotros no somos napoleones del amor. Nosotros nos confor– mamos con esas migajas de amor desprendidas del Amor divino, que yacen desperdigadas por el mundo. Nosotros nos conformamos con la incansable monotonía· del "te amo". Porque "Yo no puedo vivir sin un afecto que alumbre y guíe mi camino recto con su dulce fulgor; por eso, con la angustia de un sollozo torno a tu lado, trémulo y lloroso, a repetirte mi canción de amor". (F. Recalde). Que nuestro amor, que vuestro amor, sea siempre de tal con– dición que nunca pierda su resplandor divino: Porque el amor es el "camino mejor". 131
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz