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mo ascensor, cansados de vernos, y el que más, µregunta: Al déci mo, ¿verdad? -Sí. Y sólo se oye el zumbido del ascensor subiendo. San Pablo da, en su carta de hoy, una serie de consejos que ha– rían más agradable la convivencia y más práctica la caridad: "Sed caidfi.osos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo". La estima mutua es la raíz de la buena convivencia. Si PSO :.upo ·w Gpre2iar a los demás más que a uno mismo, buscar su bien más que el propio, es la mejor lucha contra el eterno enemigo de la caridad, que es el egoísmo, y el nacimiento espontáneo del cariño. Nos aconseja ser alegres. Esa a,egría cristiana nacerá como de :m propia fuentf, del estar convencidos de que servimos al Señor. De que nuestra vida no es inútil. De la esperanza, contra toda es– peranza. De la firmeza en la tribuláción. Y sobre todo en la oración. ¿No dijo el Apóstol Santiago: ¿Hay entre vosotros alguno que esté triste, haga oración"? La contribución... No es sólo esa contribución pública que nos trae a mal traer, porque siempre sube y nunca baja. Es como un ascensor de dirección única. Sino la mutua contribución de ayuda en la necesidad de unos y otros. Quizá muy pocas veces nos preo– cupamos si nuestros vecinos -que al fin y al cabo son el "prójimo"– tienen necesidades. Que pueden ser no sólo de dinero, sino de cariño, de compañía, de un favor que le puede sacar de un atolladero, por– que es como una mano tendida. Ese estar dispuesto a ayudar a co– razón abierto, pienso que es una virtud que poseen muy pocos. Pero cuando se encuentra con uno de esos, parece como si en la vida hu– biera entrado aire fresco· de otro planeta, y la existencia es más agradable. Y la hospitalidad. "Las puertas de nuestra. casa están abierit¡as para todos. Los hijos lo ven, y ellos son cordiales y abiertos". No pu– dieron darles mejor educación. La hospitalidad era una virtud pro– verbial de los viejos pueblos, de los campesinos. ¿Y qué tendrá la ciudad, que está llena de campesinos, y esa virtud se va perdiendo? Se cuenta que algunos practicando la hospitalidad acof,ieron en su casa al mismo Dios. ¿Leyendas? Y Cristo nos dirá: "Era peregrino y me acogísteis". He aquí una lista de virtudes enumecradas por San Pablo que nos hacrá más grata la vida y la convivencia. Será cumplir perfecta– mente la voluntad de Dios. Pero la cosa no termina 8h1. Suma y Sigue. . 117

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