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La alianza '•Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de .Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus :padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Sino que así será mi alianza que, haré con ellos, después de aquellos días --oráculo del Señor-: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus cora– zones; yo seré su Dios JI ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: Reconoce al Señor. Porque todos me conocerá·,, desde el pequciio al grande". (Jere– mías 31, 31-32ª, 33-34ª). La alianza del Señor, ha resonado en es03 kgares donde ahora resuenan los cafiones. ¿ Qué ::ígnifica la alianza del Señor? Todos sabemos que Dios gusta de usar metáforas al alcance del hombre para mostrarle su inmenso amor. Y su htima unión. Siem– pre sucede que la metáfora queda muy por abajo de h realidad. Así la alegoría de la vid y' de los pim.panos, el cuerpo místico, el templo ... Todo comparaciones para insistir en una cosa: la unión, la providencia y el amor de Dios Padre por sus hijos los }1ombrcs. Entre todos los pueblos, escogió un pueblo para grabar en él fuertemente, estas ideas de amor y de misericordia. Para esculpir, en definitiva su ley que es amor ... Con ese pueblo pactó la alian– za. Tomó la palabra y el e,tilo de las alianzas y paictos humanos. Las páginas de la Biblia están estremecidas de las palabras de los enviados de Dios recordando esa alianza. , Y resulta que esa alianza que estremeció en trueno, rayos y fuego el Sinaí. Que fue coreada en las márgenes del Jordán. Que resonó delante del Arca de "la alianza" cantada por el rey David. Que volvió a estremecer las naves del templo de Salomón... , toma metáfora de una alianza muy humana, muy elemental, muy natural, muy antigua. La alianza de un hombre y de una mujer. O quizá al revés. La liturgia nos quiere recordar toda alianza de Dios con su pueblo, para decirnos que a su imagen y semejanza es la alianza de un hombre y de una mujer. Y entre aquellas manos que s~ juntan 98