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93 hace partícipes de 1 su miamo destino, de su misma beatitiud, i1amándonos a gozar1e eternamente. ¿Cómo vivimos nuestra verdadera vida? Bueno es ,conocer especulativa 1 mente nuestra :vida sobre– natural, nuestros des.tinos eternos; pero no basta. Es necesario yivir con las obras llevando una v~da de gracia, de amo:::, de fe, de fervor ... II. HACE MERITORIAS NUESTRAS ÜBRAS En las obras sobrenaturales los teólogos suelen distinguir varios efe.etas: 1) En primer lugar, son meritorias, en ,cuanto tienen derecho al premio proporcional; 2) son satisfactorias, porque pue– d•en reparar la ofensa causada a Dios y remitir la pena temporal debida por los pBcados; 3) im– petratorias, que pueden mover o inclinar a Pios para que nos conceda dones y favores. El mérito no ,es más que la e.xigencia del pre– mio. Es una cualidad d 1 e ,la obra en ordBn a la retribución que Dios comunica o concede. Se dis– Ginguen dos ,clases: Mérito de condigno, cuando 31 premio se debe de. justicia; de congruo, sólo ~,X quadam decenti!a, amistad o liberalidad. Para merecer ,de condigno son ne.cesarias varias ~ondiciones: ,que el acto sea libre, sea bueno, sea 1echo en vida, etc., pero es necesaria absoluta– nente la siguiente condición: para que se me– :ebca ,de condigno es necesario que el operante isté ,en estado de gracia santificante. Jesµs lo 'lijo: «S,i,cut pa1mes non potest f,erre fructum
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