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81 la Iglesia, ,que es su cuerpo (89). Según el ,Após– tol, la Cabeza es CristJ, la :Persona de Cristo, el Cristo Personal. Los miembros somos nosotros. Miembros vivos, si est&,mos en gracia; miembros ::nuertos, si vivimos en pecado mortal. La Cabe– za más los miembros forman el cuerpo to1ta1 mís– ti-co. Por tanto, 1 el cuerpo .total está constituído por el Cristo Persona mas los miembros. Jesús mismo usa de :a comparación de la vid: .:,Yo soy, dice, la vid, vosotros los sarmientos: quien permaneoe en rr.í, y yo ,en él, da muchos frutos. Separad.os de mí, nada podéis hacer» (90). La vid es también el ~uerpo místico de Cristo. El tronco es Jesús, nosotros somos los sarmien– tos. Estos reciben la savia del tronco y nevan frutos mientras están unidos a él. Si se separan e.el tronco, se secan, mueren y solo sirven para el fuego. Los sarmi_entos que están unidos a la vid viven la misma vida de ésta. A propósito de estas dos comparaciones sencillas y sublimes dice el Concilio de Trento: «Así como la cabeza man– da a los miembros, así como la vid penetra to– dos los sarmientos con su savia; así también Cristo infiluye sobr:e todos los jmstos, en todo mo– mento; este influjo procede, acompaña y coro– na todas las obras buer.as, haciéndolas gratas a Dios y meritorias a sus ojos» (91). Debemos recordar de .qué Cabeza somos miem– bros y de qué vid somos sarmientos, quién man- (s,9,) .Eph., V, :213. (9,0) Ioann., ~v. 6. (9!1) Sess., VI, can. J.,6. 6

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