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66 falta de hijos naturales; la adopción divina se hace sólo por bondad y benevolencia; b) la hu mana procede por elección e,xterna y une sólc moralmente; la divina procede por regeneración nueva, por una vida nueva, que une de manera inefable con el adoptante. Se crea en la adop– ción divina por la gracia un ser accidental nuevo, el cual eleva al consorcio de la naturaleza de adoptante; e) ,en ,la adopción humana el hijc adoptivo sucede en los bienes materiales, des– pués de la muerte del a,doptante; en la divina si hace participante de la misma herencia espiri· tual, sin que sea necesaria la muerte del adop tante. El Padre vivirá eternamente· con el Hij1 natural y con los hijos adoptivos. La adopciór divina se ordena a la posesión eterna de Dios. Que exista esta adopción divina por medio d la gracia es una verdad proclamada expresamen– tB en la Escritura y en la Tradi-ción. Recoj'amo, algunos testimonios. San Juan nos dice: «Videt qualem •caritatem dedit nobis Pater ut filii Dé nominemur et sumus» (59). «Omnis qui natu est ex Peo, peccatum non facit: quoniam seme ipsius eo manet, et non potest peccare, quoniar ex Deo natus est» ( 60). En el prólogo de su EvaIJ gelio escribe: «Quotquot autem receperunt eun dedit eis potestatem filias Dei fieri, his, qui crE dunt in nomine eius: qui non ex sanguinibus rn: que ex voluntate carnis, neque ex voluntate vir sed ex Deo nati sunt» ( 61). (>[i!(J,) I Ioan!n,., III,. l. (•60) I Ioann., I:II, 8. (6,1) Ioann., I, li2-113.

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