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63 raleza diyina ,convi,ene, por esencia ,e indepen– dtentemente de cualquier otro, el ser princ1p10 radical de la visión y , e.el amor de Dios; mien– tras q_ue al alma conviene el principio radical de la visión beatífica por una participación o defi– ciente imitación de la jivina naturaleza: Gra– tia est quaedam similit11,do divinitatis participa– ta in homine {57). ;Por la gracia el hombre no se convierte en substancia divina, no se identifica con Pios, no se une hipostáticamente, como el Verbo a la natu– raleza :humana; sino que es participante analó– gicamente secundum quxmdam similitudine,m in ordine supernaturali. Esta, participación es real en el alma del justo, antecedente a toda opernción; por e¡Ia primaria ,e inmediatamente se eleva el a,1ma a un modo de ser sobrenatural; es princi– pio radical de toda operación sobrenatural y tie– ne por término connatural [a visión intuitiva de Dios. De tal modo, ,que la gracia y la gloria no difieren más que accidentalmente, como lo im– perfecto de lo pe•rfecto. Dtce Santo Tomás: «Gra_ tia Spiritus Sancti quan in praesenti habemus, etsi non sit aequalis gloriae in ac::;u, est tamen aequalis in virtute, sicut semen arboris in quo est virtus ad totam art-orem» (58). La gracia habitual es i::rn:a cualidad.-E s un a cualidad que per modum habitus se adhiere al alma. No ,es, por tanto, ni substancia, ni forma (57.) 3, q.2, a.10 rud l. (5 1 8) l--2, q.114, a.3.

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