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60 discipulis mani.festus apparuit, 1 et, ipsis cernen– tibus, est elevatus in c3ielum, ut nos divinitatis suae tribueret esse participes». En la secreta del domingo IV después de Pascua: <<Deus ... nos per huius sacrificii V€neranda comm€rcia, unius sum– mae divinitrutis participes eUecisti.. .» Po"r generación y nacimi-ento natural los hijos suelen asemejarse a los padres, ,de ,los cuales re– ciben la naturaleza, se constituyen en el ser hu– mano y se ordenan a las operaciones de la vida humana. Es así como por la gracia santificante verdaderamente: «ex Deo regeneramur et renas– cimur», nac,emos o nos regeneramos por Dios, te– nemos el semen ,Dei in nobis (55), somos una nueva criatura de Dios, vei,daderos hijos adopti– vos de Dios, destinrudos a ila visión intuitiva, sere– mos semejantes a él, y le veremos cara a cara como es en Sí. Luego por la gracia santificante nos asemejamos al Padre, de cuya semejanza tenemos en nosotros un principio nuevo, me– diante el cual podemos hacer obras sobrenatu– rrules y divinas; llevamos una forma intrínseca que nos hace consortes de la divina naturaleza, como lo dijo San Pedro: «J?er quem (Christum) maxima et ,pretiosa nobis promissa donavi,t, ut per haec efficiamini divinae consortes natu– rae» (56). Participación analógica.- Esta participrución de 1a naturaleza divina es 'fiska y foDmrul, pero (55) I Ioann., III, 9. (56) II Petr., I, 4.
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