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59 del Verbo; tampoco se asume la natura1eza del hombr,e al servicio persona,! de Dios, como en la Encarnación; sino en cuanto el hüimbr,e por fa gracia participa secundu.m similitudinem de la naturaleza divina, por rma regeneración o recrea– ción. Como dice Santo Tomás: «Gratia, secun– dum se considerata, p3rficit essentiam animaie•, in quantum participat quamdam si.militudinem divini esse» (54). Con esta semejanza la digni– dad del justo supera todo ser •creado y creab'1e. El efecto formal prin:ario que causa es la dei– for-midad. Hace al juste- deiforme. El efecto for– mal primario procede inmediata y ,esencialmente de la misma forma que informa, o de la for– ma aplicada al sujeto, como el efecto del ca– lor es hacer caliente al suj,eto a que s,e comuni– ca; el efecto de la samdad es hacerlo sano; el 3fecto del co11or blanic::>, blanquear al sujeto. [!]l efecto primario de la gracia divina ,que se ad- 1iere al alma es hacerla deiforme, ele~arla al !onsorcio de la divina naturaleza. Esta doctrina está ampliamente demostrada Jor la Escritura y 'la Tradición. ·Se encuentra ;a;mbién en las e:x,presiones litúrgicas. En la ora– iión que se dice cuando se mezcla ,el agua con !l vino: «Da nobis per huius aquae et vini mys– erium, eius divinitatis ess,e consortes, qui hu– nanitatis nostrae fieri dignatus ,est particeps, esus Christus ... » En ,el prefacio 1de la :Ascen– ión: «Qui post resurrectionem .suam omnibus (,5,4) 3, q.613, a.2.

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