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47 muy importante en teología dogmática y ha dado lugar a muchas controv,ersias y a muchos sistemas escolásticos. Dejamos es.tas cuestiones a la discusión de los teólogos. J;>ara •entende,r mt1jor la gracia actual ponga– mos un ejerr..plo: imaginemos un niño que no pu,ede caminar, y que duerme plácidamente en su cuna. El padre J.e quiern conducir a contempla,r las ,delicias d,el jardín. El buen padre se acerca a la cuna del niño con su lul'l en la mano, y abre las ventanas de la casa para que pueda ver; des– pués llama, muev,e alg:ún tanto al. niño; éste se despierta, abre sus ojos y mira sonriendo al pa– dre, que a su yez le sonríe 'Y le· dice: Levántate, arriba, vamos al jardín, y hablando así le da la mano. El :niño toma la mano del padre, se l,e– vanta y, siempre ayudado y sostenido por el pa– dre, va al jardín, entra y gusta d•e sus frutos. El padre representa a Dios que con su gracia despier– ta y mueve al hombre, 1e ayuda, le acompaña, le conduce a la posesión d-e la vida eterna. Los modos varían, pero la ayuda, e•l auxilio que el padre da al hijo es siempre la acción proporcio– nada a .la necesidad. .Así los modos por los cua– les la gracia s•e comunica son difer,entes; pero en sustancia es siempre la misma acción ,divina que ilumina, que excita, que mueve, que acompaña y conduce al cielo. Ninguna obra sin la gracia de Dios se puede realizar en orden a la vida eterna. Por otra par– te, la gracia no obra sin la cooperación humana. La obra es el re,sultado d.e dos causas: la gracia

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