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40 nantial perenne; sacia y apaga la sed para si-em– pr-e y nos comunica la vida eterna. Este don sobrenatural encierra tesoros inefa– bles, es una margarita pr,eciosa por la cual de– bemos dar todas las demás cosas. De ella pode– mos decir lo que el Espíritu Santo ele la Sabidu– ría: «La antepuse a los cetros y a los tronos, y en su comparadón •en nada tuve la riqueza; ni equiparé a ,eJla piedra alguna inapreciable, pues todo ,el oro a su lado es una poca de ar,ena, y como lodo será estimada la plata frente a ella. Sobre la salud y la hermosura la amé, y con pre– ferencia a todo quise tomarla como luz, pues no tiene ocaso el resplandor qu,e irradia. Viniéron- me todos los bienes a una con •ella, e incalcula– bles riquezas por sus manos» (29). EPÍLOGO I. Naturaleza de la gracia.-Sentidos en que se usa: en sentido de belleza natural, sentido mitoló– gico, ,artístico, literario, ,jurídico, teológico. ¿Qué es la gr-aci:a en sentido te-ológico? La natura1eza y la gra– cta. La Ley y Ia graci,a. II. Causas de la gracia: eficien– te, final, formal, material. Símb0ilos en .la Sagra.da Es– critura. III. Unidad y rnultipliciclad.-Es una, pero s,e puede considerar: como gracia increada y crea– da, de Dios y de Jesucristo, interna y externa, ope– rante, cooperante, excitante, auxiliante, suficiente, eficaz, actual, habitual... IV. Necesidad de la gracia para la salvación. Excelencias de la gracia.-Ejemplo de 1a Samaritana. Es una margarita preciosa de inestimable valor. (29) Sap., VII, 8-ll.
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