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281 E3critura? El ,Apóstol S:antiago, describiendo la sabkl!.iría que desci,enide d:e arriba, nos s,eñala -esas siete columnas ó ,condiciones, di-tiendo: «_'\demás de ser J}ena de pudor, ,e,s pacífica, mo– d¡')sta, dódl, concorde 1 con lo bueno, llena de mi– sericorid:ia y de e:x,ce:lentes fruto:s, que no se mete a juzgar y está ajena de hipocr,e,sía» (7). Las siete columnas.-Estas siet•e columnas son sie'te condi,ciones necesarias para sustentar, con– solidar y ,conservar esa hermosa casa, donde v:ene a morar ,e,l Espírtu Santo con 1e•l alma. Ex– plicar-emos brev,emente ,esas si-ete columnas. l.ª La ,primera columna de la casa es la pu– dici1cia de ia carne (Primum quidem pudica ,est). El cuerpo impúdico está sometido al pecado, donde no puede morar ia sabiduría. Luego hay q:ie ,empezar por arrojar de,l a'lma todo pecado, toda impurr,eza, toda inmundicia, particularmen– te todo lo qu-e se refiere a la concupiscencia des– o:-denada ,ct:e la carne. Ejemplo de San Gregorio Nadanceno. Be re– fiere quei San Gr,egorio Na:cianceno era un joven p,J.risi:mo. Estaba estudianid:o en Aten.as. Una no– che, estando durmiendo, vino a él una señora bellísima rucompañada de dos ,c,riadas como vír– g,enes; él, natural,mente, no sabiendo quiénes eran, ,empezó a rechazarlas. La señora rre dijo: NJ huyas, porqu-e no hemos venido a seducirte. Yo soy la sabiduría, y fas dos criadas son '1a hu- (7) lacob., III, lll7.
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