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268 ayudará ·a penetrarlos mejor; será como el telescopio divino que nos aproximará al orden sobrenatural. Ell don de entendimiento tiene también mucha importancia para fa contempla– ción infusa, de la cual hablariemos en otra part-e. III. DISPOSICIONES PARA RECIBIRLO San Buenaventura exige tres concti,ciones ·en el sujeto para rieieibir este idJon de ent-endimi 1 ento: La primera es la sa;ntidad de viida; 1la segunda, la suavidad de la mansedumbre; y la tercera, la sujeción de la inteligencia. l. La santidad de vida.-Pr,egunta el Se ñ o r por Isaías: «¿/\. quién comunicará el Señor la ciencia? ¿Y a quién dará ,la ,inteligencia de lo que dice? A los acabados de destetar, a los qu,e son a 1 rrancados de 1 los :pechos» (1). La leche sig– nifica en -este -caso la duilzura de ,las 1delectrucio– nes carnales, es decir, de rtos que siguen las cosas infantilles. Mientras el hombre está apegado a 1as cosas materiales, coricupiscibles ref-er,entes al tacto y demás sentidos, no podrá elevarse ni re– montarse a ,las alturas de la ciencia de los san– tos; no está capacitado para penetrar en los misterios de Dios. Ani:malis horno... 2. La suavidad de la mansedumhre.-D i e ,e, el Eclesiástico: «Esto mansuetus ad aud.iendum m Is., xxvm, 9.

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