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266 brenatural, pero puede ,conoc,er en modo suficien– te lo ín 1 timo de aquellas verdades necesarias para su sa,lvación y santificación. El don de entendimi<ento se distingue del don de ,ciencia, por,que es más vasto. El don de ciencia se restringe a 1as solas ·cosas criadas; mientras que ,e1 don de entendimi,ento penetra ,en las ver– dades rev,eladas, en ,cuanto ,es posible a los via– dorns. Se distingue también del de sabiduría, porque es propio de ésta ,el gustar; mi,entras que es peculiar d!e aquél el penetr9!r. «Donum in– tellectus est penetrativum, donum sapientiae gustativum». El don de entendimi,ento es especulativo y práctico a la vez. No s-e aplica solamente a las cosas que constituyen principalmente el objeto de \la fe; sino también a todas las que a ,ella se refier,en, como son las buenas obras. Las aiccio– nes no forman el obj,eto principal del don de entendimtento, pero en nuestra ,conducta tene– mos que regularnos según las verdades sobre– naturales y eternas. Por tanto, este don produce efectos especulativos y prácticos. II. NECESIDAD DEL DON DE ENTENDIMIENTO El don de consejo ,es para apUcar los principios cristianos a las ,aicciones concretas de nuestra vida; ,el don de ciencia es para e1'evarnos por medto de Ias criaturas al Creador; 1 el don de sabi– duría, para gustar de las cosas de Dios; ,el don de·
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