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258 T-odas juntas no pueden saciar el corazón humano n1 causar ila felicidad. El alma desprendida de todo lo criado se remonta como el águila a las ailturas de la perfección. «_¡Oh quién me diera alas como de paloma y volaría y descansaría y huirta muy lejos y moriría -en el desierto!» (10). 6) Sirve para hacer buen uso de las criaturas y que nos sirvan de pe1daños para remontarnos hasta -Dios y contemplar su divina hermosura, ,e:xdamando ,con S. Agustín: ¡Oh pulchritudo semper antiqua et semper nova, sero te cognovi, Slero te amavi! ( 11). · 7) Es útH principalmente •en esta edaid con– temporánea, tan llena de errores y corrientes doc– trinales, para saber discernir con seguridad lo que 1se puede admitir y lo que se debe rechazar. El don de -ciencia nos dará luz para ,conocerr a los lobos vestidos con piel de oveja. · 8) Para hacernos reconocer la :voluntad de Dios en todas [as cosas y las sabias y oportunas disposiciones de la divina Providencia, que no~ conduce a veces prn: ocultos y adversos ,caminoi hada 1e1l bien que necesitamos. 9) La utilidad de ,este doo se hace más sentil en ,cada uno de los estados o profesiones que une ejerce. .Cuántos casos de,licaidos que necesitan unf solución urg·ente, ,cuántas perplejidaides e incerte– zas en algunos momentos de la vida, en la: cuales no tenemos luz suficiente para decid,irnrn con seguridad. En estos casos el don de cienci: (10) Ps., iLI!V, 7. (1,1) Confess., J. X, cap. 21.
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