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251 legar a un conocimiento pmfundo de las cosas Le orden divino rel81r,ionadas ,con lo divino. }iay algunos dones que se llaman intelectuales, )Orque perteniecen directamente al orden íntelec– ;ual y strven paira iluminar ia inteligencia d:el l!o:mbre. Todos ti,enen un fondo común, ,en cuanto :ios hacen conocer las cosas ,con luz más clara, más pene 1 tran.te y más viva; pero cada uno ti-ene Gambién sus ,características especirulies. El don de ~i•enda :nos ilumina a:c,erca de las 1 cosas criadas, en ord-en a Dios y a nuestra ,santificación. El don ,de ,entendími'ento nos hace ,compr,ender, en cuanto es posib1e en ,esta vi,da, las bellezas y ar– rr_ontas de las ve 1 rdades reliigiosas. El don de sabtduría nos hace gustar rectamente d,e las co– sas que proceden die Dios, principio y manantial d2 tod,o bi,en. Di-os dijo que la luz saliese de en medio de las ti:rüeblas; El mismo ha he,cho brillar su cl,aridad e.::i nuestros corazones, a fin de que nosotros po– damos iluminar por medio del conocimfonto de la gloria de Dios, según que ena resplandece 1 en Jesucristo ( 1). Dos cosas, dic,e, s. Brnenaventura, ante,ce,d!en al don de de:ncia: la una ,es como la luz innata, y la otra ,como la luz infusa. La 1 luz innata es la luz d 1 el ,discernimiento natural o de la razón; la luz sobreinfusa es '1a luz de la fe. En cuanto ,a la p::-imera, dic,e: <<Dios que dijo que la 1 luz saUesie cie, r.to es ,que i-:ri11primió la luz del discierrnimi,e1t1t~ (1) IJ Cor., 4!6,
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