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248 enseñará. Invocarle cada día, -cada hora y ,cada momento. Invocarle principalmente ,en las dudas y en las cosas difíciles. 3. 0 Prestar oídos a Zas inspiraciones del EspírL tu Santo y no ,dejarnos l}evar del r-es:peto humano, ni de humanas consideraciones. Mirarlo todo a la luz de la fe y de-1 Evangelio. En la vida de per– fección debemos regularnos con las máximas in– falibles y eternas del Evangelio o de la Revela– ción.. 4. 0 A.nte,s de obrar en los casos difíciles: pedir, orar, contemplar, reHexionar. Decía Donoso Cor– tés que los mejores consejeros suelen ser los contemplativos. «Entre las personas que yo co– nozco, y ,cono!?ico a muchas, las úni.cas ien :ras que he reconocido un buen sentido imp€rtubabJ.e•, y urna sagacidad prodigiosa, y una m.ar.avillosa aptitud para dar solución práictica y prudente a los más escabrosos problemas... , son aquellas que han vivtdo una vida contemplativa y retira– da» (10). EPÍLOGO I. Naturaleza e influjo en la vida del don de consejo. II. Se deben escoger buenos consejeros y evitar los malos. III. Necesidad del don de consejo, •en es– pecial para los su:perior-es, s,acerdot,es, confesores, predicadores, misioneros. IV. Efectos saludables de este don de consejo en las almas devotas que aspiran a la perfección.-Grados: 1. 0 Seguir ,con docilidad la voluntad de Dios en las cosas de precepto; 2. 0 Ejer- üiO) Cf. Ensayo sobre el catolicismo, p. l!51. Obras. Ma– drid, 1854.
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