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244 viva •la observancia y el espíritu de orden, de• dis– ciplina, de caridad, de mutua convivencia. Por otra, deb€il1 conciliarse la ,confianza de sus subnr– dinados y ,ell cariño de los súbdi1tos. Tienen ne– cesiicl:ad de consejo para pmceder ,con acierto, se– gún ,las ;cir,cunstancias. 3. Es necesario a los directores de almas y confesores para dirigi,r ,en las vías de la perfec– ción a sus dirigidos... , para aconsejar a los pe– nitentes y mostr.arle8 los medios más eficaces y convenientes para la enn:üenda... Con ,el don d€ consejo, en la administra,ción de los sacramentos, en la dil'ección de las almas y ,en los ministerios sacerdotales, se puede hacer mucho bien al pró– jimo. 4. Es necesario a los sacerdotes, predicadores, misioneros, hombres de acción para saber •con– ciliar bien ,e,l apostolado activo con la oración, la vida interior y de unión con Dios. En ,el trato con las gentes del mundo, en medio de los peli– gros, de las insidias ,de los enemigos visibl,es e in– visibles es necesario eil. don de ,consejo para sa– ber salir triunfante e ileso. La historia y la ,experiencia enseñan que los buenos consejos produc,en efectos admirables. El Espí,ritu Santo se sirve de una insinuación, de una ,e,xhorta;ción, de un consejo de personas sen– cillas o ,amigas para obrar eon eficacia, ya sea en las almas ansiosas de perfección, ya también en los pecadores. Cuando las almas que tienden con fervor a la santidad obran bajo el influjo de ,este don, proce-

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