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243 cosas grandes en nada; l'as buenas ,en malas; las ciertas en dudosas. Así fueron los escriibas y fa– riseos. Malos consej,eros son los ignorantes que no ,conocen. S:i un ciego guía a otro ci,ego, los dos caerán ,en la hoya (5). Los malignos. quei ,ex– citan, 1 d.irig,en o aconsejan al mal. Estos son como diablos que buscan nuestra perdición. III. NECESIDAD Y EFICACIA DEL poN DE ,CONSEJO l. La razón humana no pued,e comprender las co,sas ,singulares que nos pueden ocurrir; por.que los pensami,entos de los mortales son tímidos e inciertas nuestras ¡providencias ( 1 6). !Por tanto, el hombr,e necesita en la investigación d,e,I con– sejo dir,igirse a Dios, que ,comprende todo. Da ra– zón humana ,es falible, no ve siemp,r,e ,con dari– da;d y seguri,d:ad lo ,que será mejor para ,ea pre– sente y el futuro. Para acertar ,en los momentos decisivos de nue,stra yida necesitamos la luz del Espíritu Santo, que con una mi-rada lo abarca todo. Oon el don de consiejo, el alma elige con segura discrieción los medios, ve por dónde via; sigue segura su camino, aunque éste se,a arduo, áspero y penoso... , y sabe ·e 1 sperar que llegue el Uempo más propicio. 2. E.1 don de ,cons,ejo es ne-oesario a los supe– ri::Jres ,que han cte, gobernar Diócesis, Ordenes, Comunidades... Por una parite, deben ,conservar (5 1) Matt., X'V, 14. ( 1 61) Sap., DX, 114,

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