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228 cierto que ni la muerte, ni 1a vida, ni los princi– pados, ni las potencias, ni alguna otra criatura, me podrá separar de Ja caridad de Dios» (2). Por este don es el hombr,e tan fuerte que no sólo por evitar un pecado morta-1 daría la vida, sino tam– bién por ·evitar la más leve falta ... o pecado ve– nial. Dice San Buenav,entura que la fortaleza se nos da para tres cosas: 1) Para llevar a cabo ac– ciones varoniles; 2) para abatir ;¡_as potestades aér,eas; 3) para sobrellevar las tribulaciones mun_ ctanas (3). 2. Origen de la fortaleza.-Su origen es divi– no, procede de Dios. San Buenav,entura dice que lo concede iDios protector, iDios redentor y Dios inhabitador. l. Dios protector.-Naida es poderoso ni fuer– te, sino en virtud de la fortaleza del primer prin– cipio. Esta forta1e,;¡:a desciende de Dios que nos protege según las disposidones jerárquicas, de·– fendiéndonos de dentro y de fuera. En los pro– verbios se di-ce: <<'Es el nombre ,del Señor una torr-e fortísima; a él se acoge ,el varón justo, y será ensalzado» (4). Esta forta:1,eza divina con– vierte al hombre ,en rico, poderoso y confiado . . 2. Dios redentor.-La fortaleza dimana de Dios por la encarnación del Verbo. 1 Dice Isaías: (2•) Rom., VIII, (318-l. (3) Op. cit., ip. 819~5114. (4) Prov., XVIII, 10.

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