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222 obras de misericordia corpora,les y ,espirituales, a cumplir todo aquello que contribuye a la gloria de Dios, a1 bien de la Iglesia ,en general y a cada uno de sus miembros ,en particular. Edifica al prójimo ,con el buen ejemplo, la vi,da recogida, la recta ,conducta y l,a conversación afable. La vida de verdadera piedad va inspirada por una fe práctka; acompañada de un s~mtimiento bajo de sí mismo; reg·ulada por una justa pru– dencia; dirigtda por ,la glo;ria de Dios y ,el bien del p;rójimo. El don del EspíJ.'itu Santo ,e,s muy dis– tinto de 1 l falso ptetismo, de la piedad de compro– miso, de la piedad rutinaria y :mecánica, de la piedad ,estéril, que se presenta con muchas hojas de apariencia y con pocos o ningún fruto de rea– lidades. Eil don de piedad es una verdadera fuerza que el Espíritu Santo infunde en el alma, no para que permanezca inerte o ,estéril, sino para quP– se dilate •e irradi,e al exterior con una magnífica producción de flores y de frutos. EPÍLOGO I. Naturaleza y origen de la piedad.-La ¡p1ed,ad se torna como virtud y como don. Como don es un hábito que nos llena de -amor filial hada Dios nues– tro P•adre, y nos inclina ,a socorrer ,a nuestro próji– mo r>or amor de Dios. Se origina de la considera– ción de Dios como nuestro Padre; del misterio de la Encarnación y Redención; de la infiuenci,a de nues– tra Ma.dre l,a Igles,La. II. Utilidades.-Sirve para ,el co– nocimiento de la verdad; par,a evitar los males; paria -oumpillr con diligencia los deberes de re,11.gión;

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