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220 grav;es, '1os I,e,ves advertidos y voluntarios, la di– sipación, la divagación de 1a mente, los apegos del ,corazón, las aficiones terrenas, -el e:x,ceso de ocupación y preocupación por las cosas cotidia– nas de ,la vida, que secan la devoción y absorben l.as facultad•es. b) ,cumpHendo •cuanto ,es posible, si,empre con crecido afecto y devoción, las prác– ticas de piedad, aunque no sean estrktamente obligatorias. 3. Transformar las obras ordinarias •en actos de ;religión, haciéndolas c-On espíritu de f.e para agradar a nuestro iPadr,e, Ce,lestial. ,Así la vida or– dinaria se ,convierte en un acto de piedad filial continuado. 4. Pedirlo.--'P 1 edírse,10 a Pios con humildad, constancia y per.severancia. Este es el medio prin– cipal. Particularmente las alma;s de vida contem– plativa, porque ,e,l don de pi,edad es la vida mis– ma ,de ora!Ción que se va r,emontando hasta los grados más elevados de la mística contempla– ción. 5. Practicar la piedad.-San Pablo ,escribía a su discípulo Timoteo: «Exerce, temetipsum ad pietatem» (15). Dedícate :al ,ej,ercicio de la pie– daid; porque sirve para todas las cosas. ;Hagamos buen uso de ,este ,don •divino que sirve para invo– car, servir y amar a Dios nue,stro Padr,e que está en los •cielos. Nos sirv•e para amar a Jesucristo, que dió su vida por nosotros que somos sus her– manos. Nos excita al amor de la Virgen Inmacu- (15) II Tim. 4,7.
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